domingo, 8 de agosto de 2010

SISTEMA NERVIOSO














¿CÓMO ESTA FORMADA LA NEURONA?

La neurona está formada por:

1) Cuerpo celular o soma.
2) Dendritas
3) Axón
4) Mielina

Podemos identificar distintos tipos de neuronas:
1) Neuronas aferentes o sensoriales: transmiten información recogida de estímulos externo o internos del cuerpo. Estas neuronas pasan la información de neurona a neurona en forma de impulsos nerviosos.
2) Neuronas eferentes o motoras: transmiten los impulsos nerviosos hasta los órganos efectores, como los músculos o las glándulas.
3) Neuronas de asociación o interneuronas: conectan a unas neuronas con otras formando una enorme red. La información se transmite en lugares especíalizados, llamados sinapsis.

POTENCIAL DE REPOSO

En el exterior de la célula los iones principales son los de sodio y en menor cantidad se encuentran iones de potasio. Por el contrario, dentro de la célula hay mayor cantidad de iones K que de Na. Esta distribución desigual de las cargas eléctricas positivas genera una diferencia de voltaje y se dice que la membrana está polarizada, lo que se manifiesta con una ligera carga negativa dentro de la célula.

LA BOMBA SODIO-POTASIO

Es una proteína de membrana que se activa cuando cambian las concentraciones de estos iones (se equilibran las cargas), ¨trabaja¨ en contra del gradiente sacando 3 iones de sodio e ingresando 2 iones de potasio.

La acción combinada de todas las proteínas de membrana mantiene el potencial de reposo en el valor de -70 milivoltios. Es negativo porque por convención se mide la diferencia de potencial entre interior y exterior.

GENERACION DEL IMPULSO NERVIOSO

Es la corriente eléctrica que recorre las neuronas y transmite información. El impulso nervioso se genera cuando se modifica la permeabilidad de la neurona a los iones de Na.

1) Al recibir un estímulo a través de las dendritas, se abren algunos canales de sodio. Entonces los iones Na entran rápidamente en la célula, tratando de equilibrar su concentración.
2) La diferencia de potencial dentro y fuera de la célula disminuye, ya que aumenta la cantidad de iones positivos adentro. Se dice que la membrana se despolariza.
3) Este cambio de voltaje afecta a ciertos canales de Na cuya apertura depende del voltaje, y como consecuencia entra más sodio, lo cual a su vez despolariza más la célula y, por lo tanto, se abren más canales.
4) En suma, el efecto se va potenciando y al llegar a un determinado valor de voltaje o umbral, el potencial de membrana cambia bruscamente y se invierte, pasando a un valor positivo de +40 milivatios. Este cambio brusco se denomina potencial de acción, el cual general el impulso nervioso.

Una vez que se llega al umbral se produce el ¨disparo¨ y se alcanza el máximo de despolarización, por eso se dice que es una respuesta ¨todo o nada¨.

LA PROPAGACION DEL IMPULSO NERVIOSO

La apertura de los canales de sodio dura muy poquito, menos de un milisegundo, luego estos canales se cierran y la membrana vuelve a ser impermeable a ellos. Por su parte, los canales de potasio dependientes del voltaje también se activan con el voltaje, sólo que se abren más lentamente que los del sodio. Entonces un poco más tardíamente que la entrada de sodio se produce la salida de los iones de potasio de la célula, a favor de su gradiente de concentración. Esta salida de cargas positivas restablece el potencial de la membrana, lo que significa que la membrana se repolariza.

Luego como la Bomba de Sodio Potasio retorna la concentración de estos iones a sus valores originarios. La despolarización de la membrana activa la apertura de los canales de sodio dependientes del voltaje que están en una posición adyacente: se produce la entrada de sodio, esta zona se despolariza y así sucesivamente, de modo que el potencial de acción generado por el estímulo se va desplazando a lo largo del axón, mediante la inversión transitoria de la polaridad de la membrana.

Como consecuencia de esta renovación constante, el impulso nervioso puede recorrer una distancia considerable sin que cambie su intensidad. Una vez que los canales de sodio de una zona estimulada se cierran, quedan inactivos y no responden a un nuevo estímulo durante unos milisegundos, tiempo que se conoce como período refractario. Por esta razón, el impulso nervioso no puede ir para atrás y se propaga en dirección al extremo del axón.

LA VAINA DE MIELINA

Ciertos axones están recubiertos por mielina. Algunos tipos de células gliales, denominadas células de Schwann se enroscan repetidamente alrededor de los axones y producen capas de membranas grasas. Esta vaina aisla eléctricamente a la neurona del medio extracelular. Lo más interesante es que esta capa no es continua, sino que está interrumpida en ciertas zonas, llamadas nódulos de Ranvier. Es sólo en estas interrupciones en donde los iones Na y K pueden moverse de un lado al otro de la membrana y producir la despolarización. De este modo el impulso nervioso salta de un nódulo a otro haciendo la conducción muchísimo más rápida.

martes, 13 de julio de 2010

1926 - 1927

LEY DE LA CAPITAL

Buscaba dotar al gobierno central de recurso económicos y de una base territorial.
Se sancionó el 4 de marzo de 1826

El país se dividía en FEDERALES, UNITARIOS Y UNA AUTONOMÍA BONAERENSE.

Se decía que Rivadavia tenía un pensamiento UNITARIOS, CENTRALISTA Y LIBERAL, por lo que lo apoyaban los Unitarios pero los Federales no.

La CONSTITUCION DE 1826

Rivadavia alentó las sanción de una Constitución que fue aprobada en 1826. Esta no reconocía la autonomía de los Estados provinciales por lo que fue rechazada por la mayoría de los gobernadores.

Esto aceleró la caída de la AUTONOMÍA CENTRAL.

Rivadavia, agotado y sin recursos para continuar, negoció la guerra a cambio de la entrega de la Banda Oriental al Brasil.

Cuando se hizo público, no tuvo opción, renunció ante el Congreso el 27 de junio de 1827.

LOS ESTADOS PROVINCIALES Y EL FRACASO DEL PROYECTO RIVADAVIANO

1821.
REFORMAS POLITICAS
La ley electoral: derecho de voto a mayores de 25 años.
La Junta de Representantes: encargado del Poder Legislativo (elegía al gobernador que estaba a cargo del poder ejecutivo)
Supresion del Cabildo: El Poder Judicial se integró con Juzgados de Paz.

REFORMA MILITAR
Martín Rodríguez promulgó una Reforma Militar (reducir los gastos militares)
Ley de Retiro: le dió licencia a 250 militares y puso milicias rurales.

REFORMAS ECLESIÁSTICAS
Le ley de Reforma del Clero:
1. Abolió el fuero eclesiástico
2. Suprimió el diezmo
3. Sometió a la Iglesia al control del Estado
4. Los Conventos y Órdenes religiosas pasaron a manos del Estado.

REFORMA EDUCATIVA
Molestó a la Iglesia porque se creó un sistema de educación:
1. elemental
2. gratuita
3. laico
Y se creó la Universidad de Buenos Aires y pusieron escuelas en la ciudad y el campo.

REFORMAS ECONOMICAS Y TRIBUTARIAS

Se propusieron crear una ECONOMIA CAPITALISTA en tres ejes:
1. Reforma financiera (moderno sistema monetario). En 1822 creó el Banco de Descuentos de Buenos Aires, que emitió papel moneda respaldado con reservas de oro y funcionó hasta 1825.
2. Reforma tributaria: eliminó impuesto coloniales que era un Sistema Impositivo que gravaba las propiedades y el capital. Igual no le alcanzó para cubrir los gastos públicos y siguieron dependiendo de los Impuesto Aduaneros.
3. Enfiteusis: que era el alquiler de tierras fiscales a cambio de una renta. Los resultados no fueron los esperados porque las tierras cayeron en manos de los sectores altos formando Latifundios.

miércoles, 7 de abril de 2010


EL HIJO DEL VAMPIRO

Probablemente todos los fantasmas sabían que Duggu Van era un vampiro. No le tenían miedo pero le dejaban paso cuando él salía de su tumba a la hora precisa de medianoche y entraba al antiguo castillo en procura de su alimento favorito.

El rostro de Duggu Van no era agradable. La mucha sangre
bebida desde su muerte aparente —en el año 1060, a manos de un niño, nuevo David armado de una honda-puñal— había infiltrado en su opaca piel la coloración blanda de las maderas que han estado mucho tiempo debajo del agua. Lo único vivo, en esa cara, eran los ojos. Ojos fijos en la figura de Lady Vanda, dormida como un bebé en el lecho que no conocía más que su liviano cuerpo.

Duggu Van caminaba sin hacer ruido. La mezcla de vida y muerte que informaba su corazón se resolvía en cualidades inhumanas. Vestido de azul oscuro, acompañado siempre por un silencioso séquito de perfumes rancios, el vampiro paseaba por las galerías del castillo buscando vivos depósitos de sangre. La industria frigorífica lo hubiera indignado. Lady Vanda, dormida, con una mano ante los ojos como en una premonición de peligro, semejaba un bibelot repentinamente tibio. Y también un césped propicio, o una cariátide.

Loable costumbre en Duggu Van era la de no pensar nunca antes de la acción. En la estancia y junto al lecho, desnudando con levísima carcomida mano el cuerpo de la rítmica escultura, la sed de sangre principió a ceder.

Que los vampiros se enamoren es cosa que en la leyenda permanece oculta. Si él lo hubiese meditado, su condición tradicional lo habría detenido quizá al borde del amor, limitándolo a la sangre higiénica y vital. Mas Lady Vanda no era para él una mera víctima destinada a una serie de colaciones. La belleza irrumpía de su figura ausente, batallando, en el justo medio del espacio que separaba ambos cuerpos, con el hambre.

Sin tiempo de sentirse perplejo ingresó Duggu Van al amor con voracidad estrepitosa. El atroz despertar de Lady Vanda se retrasó en un segundo a sus posibilidades de defensa. Y el falso sueño del desmayo hubo de entregarla, blanca luz en la noche, al amante.

Cierto que, de madrugada y antes de marcharse, el vampiro no pudo con su vocación e hizo una pequeña sangría en el hombro de la desvanecida castellana. Más tarde, al pensar en aquello, Duggu Van sostuvo para sí que las sangrías resultaban muy recomendables para los desmayados. Como en todos los seres, su pensamiento era menos noble que el acto simple.

En el castillo hubo congreso de médicos y peritajes poco agradables y sesiones conjuratorias y anatemas, y además una enfermera inglesa que se llamaba Miss Wilkinson y bebía ginebra con una naturalidad emocionante. Lady Vanda estuvo largo tiempo entre la vida y la muerte (sic). La hipótesis de una pesadilla demasiado verista quedó abatida ante determinadas comprobaciones oculares; y, además, cuando transcurrió un lapso razonable, la dama tuvo la certeza de que estaba encinta.

Puertas cerradas con Yale habían detenido las tentativas de Duggu Van. El vampiro tenía que alimentarse de niños, de ovejas, hasta de —¡horror!— cerdos. Pero toda la sangre le parecía agua al lado de aquella de Lady Vanda. Una simple asociación, de la cual no lo libraba su carácter de vampiro, exaltaba en su recuerdo el sabor de la sangre donde había nadado, goloso, el pez de su lengua.

Inflexible su tumba en el pasaje diurno, érale preciso aguardar el canto del gallo para botar, desencajado, loco de hambre. No había vuelto a ver a Lady Vanda, pero sus pasos lo llevaban una y otra vez a la galería terminada en la redonda burla amarilla de la Yale. Duggu Van estaba sensiblemente desmejorado.

Pensaba a veces —horizontal y húmedo en su nicho de piedra— que quizá Lady Vanda fuera a tener un hijo de él. El amor recrudecía entonces más que el hambre. Soñaba su fiebre con violaciones de cerrojos, secuestros, con la erección de una nueva tumba matrimonial de amplia capacidad. El paludismo se ensañaba en él ahora.
El hijo crecía, pausado, en Lady Vanda. Una tarde oyó Miss Wilkinson gritar a su señora. La encontró pálida, desolada. Se tocaba el vientre cubierto de raso, decía:

—Es como su padre, como su padre.

Duggu Van, a punto de morir la muerte de los vampiros (cosa que lo aterraba con razones comprensibles), tenía aún la débil esperanza de que su hijo, poseedor acaso de sus mismas cualidades de sagacidad y destreza, se ingeniara para traerle algún día a su madre.

Lady Vanda estaba día a día más blanca, más aérea. Los médicos maldecían, los tónicos cejaban. Y ella, repitiendo siempre:

—Es como su padre, como su padre.

Miss Wilkinson llegó a la conclusión de que el pequeño vampiro estaba desangrando a la madre con la más refinada de las crueldades.

Cuando los médicos se enteraron hablóse de un aborto harto justificable; pero Lady Vanda se negó, volviendo la cabeza como un osito de felpa, acariciando con la diestra su vientre de raso.

—Es como su padre —dijo—. Como su padre.

El hijo de Duggu Van crecía rápidamente. No sólo ocupaba la cavidad que la naturaleza le concediera sino que invadía el resto del cuerpo de Lady Vanda. Lady Vanda apenas podía hablar ya, no le quedaba sangre; si alguna tenía estaba en el cuerpo de su hijo.

Y cuando vino el día fijado por los recuerdos para el alumbramiento, los médicos se dijeron que aquél iba a ser un alumbramiento extraño. En número de cuatro rodearon el lecho de la parturienta, aguardando que fuese la medianoche del trigésimo día del noveno mes del atentado de Duggu Van.

Miss Wilkinson, en la galería, vio acercarse una sombra. No gritó porque estaba segura de que con ello no ganaría nada. Cierto que el rostro de Duggu Van no era para provocar sonrisas. El color terroso de su cara se había transformado en un relieve uniforme y cárdeno. En vez de ojos, dos grandes interrogaciones llorosas se balanceaban debajo del cabello apelmazado.

—Es absolutamente mío —dijo el vampiro con el lenguaje caprichoso de su secta— y nadie puede interpolarse entre su esencia y mi cariño.

Hablaba del hijo; Miss Wilkinson se calmó.

Los médicos, reunidos en un ángulo del lecho, trataban de demostrarse unos a otros que no tenían miedo. Empezaban a admitir cambios en el cuerpo de Lady Vanda. Su piel se había puesto repentinamente oscura, sus piernas se llenaban de relieves musculares, el vientre se aplanaba suavemente y, con una naturalidad que parecía casi familiar, su sexo se transformaba en el contrario. El rostro no era ya el de Lady Vanda. Las manos no eran ya las de Lady Vanda. Los médicos tenían un miedo atroz.

Entonces, cuando dieron las doce, el cuerpo de quien había sido Lady Vanda y era ahora su hijo se enderezó dulcemente en el lecho y tendió los brazos hacia la puerta abierta.

Duggu Van entró en el salón, pasó ante los médicos sin verlos, y ciñó las manos de su hijo.

Los dos, mirándose como si se conocieran desde siempre, salieron por la ventana. El lecho ligeramente arrugado, y los médicos balbuceando cosas en torno a él, contemplando sobre las mesas los instrumentos del oficio, la balanza para pesar al recién nacido, y Miss Wilkinson en la puerta, retorciéndose las manos y preguntando, preguntando, preguntando.


Fuente: La cruz del diablo

sábado, 13 de marzo de 2010

Estamos enojados!!!









Gonzi: comenzó el 2010 y todavía no publicaste nada. Hay muchas cosas nuevas en el mundo y no las publicás. Por ejemplo: hubo un terremoto en Chile, hay un nuevo Presidente, nos contó tu prima Abril, en el blog de ella, que comenzaste a estudiar guitarra, que estás jugando al tenis y que te fuieste a un campeonato en Tandil... ja ja mirá como sabemos de tu vida.

Firman: tus seguidores. Jajajajajaja.